lunes, 6 de octubre de 2014

UNIDAD II TEMA 1.5 ENERGÍA

Energía
 
 
Capacidad que tiene nuestro cuerpo para realizar un trabajo, es decir, hacer fuerza, moverse y hacer funcionar todos sus sistemas. Pero para que un pedazo del pan nuestro de cada día se convierta en energía, no basta con meterlo a la boca, masticarlo, deglutirlo y digerirlo: tiene que separarse en pequeñas moléculas que las células puedan absorber.
Por eso te traemos los 7 pasos que siguen los nutrientes en tu interior:
  1. Fragmentarlo: Como un pedazo de pan es millones de veces mayor que una célula, el primer paso consiste en fragmentarlo en porciones cada vez menores (los carbohidratos), mediante la masticación y la digestión. El carbohidrato debe quedar reducido a su unidad más pequeña: la glucosa.
     
  2. Absorción: En el intestino delgado, el sistema venoso absorbe la glucosa y la dirige al hígado, a los tejidos periféricos y, por último, a la célula.
     
  3. Energía celular: La glucosa penetra en el citoplasma (la parte líquida de la célula) y sufre una primera división. Una molécula de glucosa genera dos de ácido pirúvico.
     
  4. Respiración celular: Los ácidos pirúvicos van a la mitocondria, órgano responsable de la respiración celular. Se inicia el ciclo de Krebs para obtener más energía. En esa fase el ácido pierde hidrógeno y carbono; éste se une al oxígeno disponible en la célula y genera CO2, el cual se expele con la respiración. Al final, todos los carbonos de la glucosa se convierten en CO2.
     
  5. De gas al agua: El hidrógeno que salió de la molécula de ácido pirúvico tiende a unirse al oxígeno de la respiración. Al fusionarse en la cresta de la mitocondria, el hidrógeno y el oxígeno forman la famosa molécula H2O. Parte de esa agua se elimina y el resto permanece en la célula, donde interviene en las reacciones químicas y ayuda a crear el citoplasma.
     
  6. Cargar pila: Pero quedan algunos iones H atraídos al interior de la membrana, cargada de iones negativos. Con este propósito, pasan por un camino específico, la sintasa de trifosfato de adenosina (ATP), que se voltea y une un fosfato a un difosfato de adenosina (ADP) para formar el trifosfato de adenosina, el cual queda libre para participar en otras reacciones de nuestras células.
     
El trifosfato de adenosina, o ATP, es como una pila: se carga y se descarga cada vez que los H+ mueven la “turbina”. Pero ¿qué tiene que ver el ATP con nuestro querido pan cotidiano? Cada vez que se quema 1 g de glucosa se liberan cuatro calorías, volviendo a cargarse miles de ATP. Cuando pasas una hora en el salón de clases, por ejemplo, tu cuerpo debe consumir cerca de 126 calorías, es decir, requiere de por lo menos 30 g de carbohidratos, que corresponden a un pan.
 
  1. Quema la energía: Una de las reacciones que usa energía es la contracción muscular. La actina y la miosina son las proteínas del músculo que realizan las contracciones. La miosina se une al trifosfato de adenosina proveniente de la mitocondria y se inclina sobre la actina. Entonces el trifosfato de adenosina se rompe, liberando un fosfato y un difosfato de adenosina, que se vuelven a recargar.

    Así, la actina y la miosina se deslizan una sobre otra, efectuando el movimiento. Para que ambas se suelten y el músculo se relaje es necesario que otro trifosfato de adenosina se una a la miosina, dividiendo las dos proteínas.


     

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